sábado, 3 de noviembre de 2012

REFLEJOS DE UN NIÑO


Había una ciudad lejos de aquí
donde mudar mi piel,
ajada por el sol.
Siempre has estado aquí,
viendo nacer un cuerpo
lastrado en las tardes bajo el sol,
tus ojos a lo lejos.
Yo saltando de un lago a la montaña,
por las calles en la mañana,
en tierra seca nadando.
De la playa aquella,
al escondite aquél.
Una ciudad bajo la penumbra
o el fulgor de aquel tiempo
no zurcido en el juego definitivo.
Conocí un hombre,
pero fue un error,
quizás,
cegado por el astro.
Reflejos de un niño
perdido en el bucle del tiempo.

Hinton, G.

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